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IA: El Secreto Energético Mejor Guardado



La inteligencia artificial (IA) ya es parte de nuestro día a día. Le pedimos que nos escriba un correo, que nos dé una receta o que nos planifique unas vacaciones. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cuánta energía consume cada una de esas peticiones? Es parte del misterioso IA El Secreto Energético. Aquello de cuál es el impacto energético es un misterio bien guardado por las mismas empresas que desarrollan esta tecnología. Es el gran secreto del que nadie quiere hablar.

El Gran Secreto de los Gigantes Tecnológicos

Recientemente, Sam Altman, el CEO de OpenAI (la empresa detrás de ChatGPT), intentó aclarar un poco el panorama. Dijo que una consulta promedio en su chatbot consume unos 0.34 vatios-hora. Para que te hagas una idea, es la energía que gasta un bombillo de bajo consumo en un par de minutos. Sin duda, IA El Secreto Energético parece sonar a poco, ¿verdad?

El problema es que esta cifra, lanzada casi de pasada, no significa mucho sin más detalles. Expertos como Sasha Luccioni, una investigadora climática en la empresa de IA Hugging Face, no le dan mucha credibilidad. Luccioni dice que Altman "pudo habérselo sacado de la manga". ¿Qué es una consulta "promedio"? ¿Incluye crear imágenes? ¿Y qué pasa con la energía para entrenar los modelos o para mantener fríos los miles de servidores que trabajan sin parar? Estas incógnitas forman parte de IA El Secreto Energético que OpenAI no ha respondido a estas preguntas, dejando al público con más dudas que certezas.

Esta falta de transparencia crea un vacío que se llena con datos poco fiables. Por ejemplo, seguro has oído que una petición a ChatGPT gasta diez veces más energía que una búsqueda en Google. Esa estadística viene de un comentario informal de un directivo de Google hablando sobre su competencia. Sin pruebas ni estudios serios que la respalden, se ha repetido en medios y hasta en informes políticos, convirtiendo un comentario "al aire" en una supuesta verdad.

Más Allá del Código: El Costo Real en Lugares como Querétaro

El consumo energético de la IA no es solo un número abstracto; tiene consecuencias muy reales y locales. IA El Secreto Energético en perspectiva lo vemos en Querétaro, México. Este estado se ha convertido en un paraíso para los centros de datos de gigantes como Microsoft, Google y Amazon. Han invertido miles de millones prometiendo empleos y sostenibilidad.

Sin embargo, la realidad para las comunidades locales es otra. Mientras la tecnología florece, la gente enfrenta sequías, escasez de agua potable y desplazamientos. El agua que antes era para la comunidad, ahora se destina a enfriar los potentes servidores que hacen funcionar la IA. Es la cara amarga del progreso tecnológico, un alto costo social y ambiental que se refleja en IA El Secreto Energético y no aparece en los informes corporativos.

Cuando la Tecnología Trae Sequía

La promesa de un futuro mejor gracias a la tecnología choca de frente con la realidad de un presente sin agua. La situación en Querétaro nos obliga a preguntarnos si el desarrollo tecnológico puede ser verdaderamente sostenible cuando ignora las necesidades básicas de las personas y el medio ambiente que lo rodea.

¿Podemos Medir lo que no Vemos?: La Pista de los Modelos Abiertos

Ante el silencio de las grandes corporaciones, los investigadores buscan respuestas por otros caminos. Una de las estrategias es analizar los modelos de "código abierto", aquellos cuyas interioridades sí están disponibles para el público.

Un estudio reciente evaluó 14 de estos modelos y descubrió algo interesante: algunos consumían hasta un 50% más de energía que otros para responder las mismas preguntas. Los modelos más "pensantes" y precisos, como era de esperar, eran también los más gastadores. Esto abre la puerta a una idea clave para el futuro respecto a IA El Secreto Energético.

¿Un Modelo de IA para Cada Tarea?

Maximilian Dauner, autor principal del estudio, sugiere que podríamos ser más eficientes. En lugar de usar siempre el modelo más potente (y que más consume), podríamos dirigir las preguntas sencillas a modelos más pequeños y ligeros. Así, obtendríamos respuestas correctas para tareas simples sin gastar una cantidad enorme de energía. Es una manera más consciente de gestionar IA El Secreto Energético.

La Verdadera Cuenta: Hardware, Refrigeración y la Red Eléctrica

Calcular el impacto real de la IA es mucho más complejo que medir solo el software. Noman Bashir, del MIT, lo explica con una buena analogía: analizar solo el modelo de IA es como levantar un carro, pisar el acelerador y contar las vueltas de una rueda para medir la eficiencia del combustible. No tiene sentido.

Se ignora que esa rueda tiene que mover el peso del vehículo y del pasajero. En el caso de la IA, el "vehículo" son los centros de datos con sus sistemas de refrigeración, luces y equipos de red. Además, importa de dónde viene la electricidad: no es lo mismo conectarse a una red basada en carbón que a una alimentada por energía solar o eólica. La transparencia ambiental debe incluir todos estos factores para desvelar IA El Secreto Energético real.

La Transparencia como Única Salida

Estamos adoptando masivamente una tecnología que está cambiando el mundo sin tener idea de su verdadero costo planetario. Los expertos coinciden en que la única solución es la regulación. Sasha Luccioni lo resume claramente: si tuviera una varita mágica, obligaría a cualquier empresa que use IA a revelar sus cifras de carbono.

Así como un carro nos dice cuántos kilómetros por litro consume, deberíamos poder saber la eficiencia energética de las herramientas de IA que usamos a diario. Exigir esta transparencia ambiental no es solo una cuestión de curiosidad; es una necesidad urgente para enfrentar la crisis climática de forma coherente. La era de la inteligencia artificial no puede avanzar a ciegas, ignorando el planeta que todos compartimos. Por eso, IA El Secreto Energético requiere más atención.

Fuente: Adaptado de un artículo originalmente publicado en WIRED..

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