Por César Duvernay
La visita del presidente Luis Abinader a Santiago de los Caballeros fue todo un éxito. Su agenda, compactada por encuentros y supervisiones, trajo importantes iniciativas dentro de las que se destacan la construcción de una carretera para unir esa provincia con la de Puerto Plata, así como la reparación de más de 30,000 viviendas. Sin embargo, y pese a todo lo hecho y anunciado, sus palabras acerca de que el Estado no era un botín y que él era presidente de todos los dominicanos, reseñadas como una advertencia para los perremeístas, dominaron el escenario noticioso.
Dado que la principal base de sustentación de un gobierno es su partido, el pronunciamiento del mandatario fue tomado por algunos como un desdeño a la militancia que lo catapultó al Poder y que ahora presiona por un espacio en la administración pública. Sin embargo, lo externado por Abinader no fue así. En ningún momento el presidente se opone a que sus correligionarios formen parte de la planilla estatal, y está claro en quienes deben tener la prioridad, solo que entiende que esas incorporaciones deben hacerse de manera ordenada y sensata. “El que quiera servir el país, lo va a hacer donde esté capacitado para servir al país, y donde pueda hacer un buen servicio, pero todo eso de manera organizada”, enfatizó el gobernante al afirmar que el Estado no era un botín al que se le abalanza en turba.
El oficialismo sacó más de dos millones de votos y no podrán caber todos en una nómina de 800,000 plazas, por tanto el llamado es a la paciencia. Aunque también hay que comprender lo duro que debe ser estar fuera y ver a gente que operaron en contra en los puestos.
Sigame en👇👇👇
0 Comentarios