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Henrique Capriles: “La abstención en Venezuela solo facilita las cosas a Maduro”


Venezuela celebrará el próximo 25 de mayo unas controvertidas elecciones en las que se elegirán nuevos gobernadores, alcaldes y diputados para la Asamblea Nacional. Una jornada inédita por la cantidad de cargos que se votarán y, de nuevo, polémica porque el país aún no supera la enésima crisis desatada tras las presidenciales del pasado 28 de julio: Maduro conservó la presidencia pese a que la oposición clamó victoria y mostró unas actas que lo prueban -cosa que el Gobierno no hizo-; el candidato rival, Edmundo González, está exiliado en España; la líder de la oposición, María Corina Machado, permanece escondida por motivos de seguridad y centenares de presos políticos siguen recluidos en las cárceles venezolanas.

 

Con este clima político y sin que haya habido cambios en el Consejo Nacional Electoral (CNE) ni sobre la participación de observadores internacionales, la tesitura en la oposición ha sido, una vez más, la de acudir a las urnas o abstenerse. Machado y González han defendido la segunda opción y han tachado de “imperdonable” que algunos dirigentes se hayan presentado y pidan la participación de los venezolanos.

 

Entre esos políticos se encuentra Henrique Capriles Radonski (Caracas, 52 años). El excandidato presidencial y exgobernador del Estado de Miranda volverá a ser candidato después de que la justicia chavista lo inhabilitar en 2017 durante 15 años. El dirigente admite que le sorprendió comprobar que estaba habilitado de nuevo y asegura enfáticamente durante la entrevista, celebrada el viernes por videoconferencia, que no fue parte de una negociación a cambio de participar en unos comicios que validan al Gobierno tras la crisis del pasado año.Sobre su decisión de participar, Capriles asume que “no es popular presentarse a estas elecciones, pero es lo correcto. Uno da ejemplo con sus acciones”.

 

Pregunta. Usted ha mantenido que Maduro se robó las elecciones el 28 de julio.

 

Respuesta. Absolutamente. Hasta las piedras en Venezuela saben que Maduro se robó las elecciones.

 

P. ¿Por qué votar entonces el 25 de mayo y avalar unas elecciones si las condiciones no han cambiado?

 

R. Con el voto no reconoces a la dictadura ni la legitimas. Millones de venezolanos elegimos el 28 de julio a Edmundo González. Hoy en Miraflores debería estar él y no Nicolás Maduro. Para mí, el voto en Venezuela es una expresión de resistencia, de resiliencia, de que no nos rendimos.

 

P. Pero, ¿cómo le dice a la gente que vaya a votar si no se va a respetar el resultado?

 

R. Porque yo creo que siempre será peor para el régimen tener que robar el resultado. La oposición ya ha utilizado la abstención como forma de hacer política y al final es la nada. ¿Qué puedes construir desde la abstención? Lo único que haces es facilitarle las cosas al Gobierno. Maduro está feliz otra vez con este debate entre votar y no votar, pero te aseguro que tranquilo no está. Está en el poder, pero tranquilo no, porque sabe que su base electoral ha quedado muy menguada.

 

. ¿Siente que va a haber unos resultados confiables?

 

R. ¿Va a volver a hacer una copia del 28 de julio? No lo sé. Lo que sí sé es que a él se le hace muchísimo más cuesta arriba tener que hacerlo a decir que la oposición no quiso participar. Para mí, la política es la acción y la abstención es la inacción. La elección como hecho político genera otros hechos políticos. Además, es el terreno donde el Gobierno es más débil y nos lo ha demostrado en todos estos años. El Gobierno hasta ahora ha mantenido la convocatoria de las elecciones, ha jugado con las fechas, pero las ha mantenido. Es probable que quiera acabar con las elecciones como están previstas hoy en la Constitución, por eso plantea cambiarla. ¿Cómo le dices a la gente que no vote ahora y sí lo haga para la reforma constitucional que será muy, muy, muy pronto?

 

P. Tras las elecciones del 28 de julio, Edmundo González está exiliado; María Corina Machado, resguardada y aún hay centenares de presos políticos. ¿Se puede ir a una elección en estas condiciones?

 

R. Yo creo que lo que va a poder destrancar el juego es que nosotros tratemos de buscar que vuelva la política. Porque si no vuelve la política, el Gobierno se mete en su trinchera.

 

P. Eso ya sucedió el 28 de julio.

 

R. Hubo algo que no se logró. Pensamos que una paliza electoral iba a abrir una puerta de negociación, pero esa puerta no se abrió. Nosotros creímos que la elección iba a resolver el conflicto político en Venezuela y no lo resolvió.

 

P. ¿Qué hubiese hecho usted distinto antes, durante y después del 28 de julio?

 

R. No quisiera decirlo porque es muy fácil venir ahora a decir: ‘Yo hubiera hecho esto’. Lo que hay que hacer es recordar que la unidad se conformó para buscar un cambio político pacífico. No creemos en las soluciones de fuerza, aunque algunos hablen de ellas. Cuando en el 2014 convocaron La Salida, con Leopoldo López al frente, era fuera de la unidad. ¿Qué significó aquel fracaso? Fortaleció al Gobierno de Maduro, debilitó a la oposición democrática. La Asamblea de 2015 se ganó porque hubo una unidad perfecta. Después de todas las protestas de calle de 2017, a las cuales fuimos todos, vino una elección y hubo compañeros que dijeron que no se podía ir, tan así que no nos presentamos a la elección presidencial de 2018. Le regalamos a Maduro seis años. Después, vino el Gobierno interino en 2019. Esa fantasía otra vez genera una fractura a lo interno de la oposición, porque no era institucional. Cuántas veces dijimos que Maduro era ilegítimo y, sin embargo, la expectativa que había generado el propio Edmundo es que Maduro le iba a entregar la banda. ¿Dónde se iba a juramentar? En la Asamblea que preside Jorge Rodríguez y que habías dicho que no reconocías. Las contradicciones terminan siendo muy costosas para la propia oposición democrática. No podemos apartarnos de lo que somos. Es Maduro el que se apartó de la democracia, el que viola la Constitución. El juego está trancado. Maduro en el poder, Edmundo González en Madrid. ¿Qué hacemos los venezolanos? ¿Caemos en la desesperanza, en la resignación o seguimos buscando dónde expresar la voz de la mayoría?

 

P. Edmundo González no se exilió por gusto. El juego está trancado desde hace muchos años. ¿Hasta cuándo se puede aguantar?

 

R. El Gobierno hubiera estado más tranquilo si Edmundo no hubiera sido candidato, si María Corina, inhabilitada, hubiera dicho: ‘No vamos a las elecciones’. Si yo fuera María Corina o Edmundo, convocaría a la gente de nuevo a votar. Se trata del voto como instrumento de lucha. Si María Corina y Edmundo dicen hoy “vuelvan caras”, vayan a votar, Maduro no hace las elecciones del 25 de mayo. Maduro esperó a que saliera María Corina a decir que los venezolanos no deben ir a votar para convocar la elección y para meter la elección de la Asamblea Nacional con la de gobernadores y alcaldes. La toma de posesión de la Asamblea Nacional es en enero del próximo año y Maduro hace la elección ahorita porque la oposición iba a volver a pisar el peine de la abstención.

 

P. La mayoría de las encuestas siguen dando a Machado como la líder más respaldada, tiene más porcentaje de popularidad y respaldo que usted, por ejemplo. ¿Por qué no seguir confiando un poco más en su estrategia?

 

R. Ahí está el error. En la política más que seguir personas hay que seguir ideas y propuestas. Si tú promueves la abstención, explícale a la gente qué va a hacer al día siguiente. Es como si me dice que repitamos con Edmundo González lo que hicimos con Guaidó. El problema no era solamente la persona, sino la idea política. Yo que fui líder de la unidad, nunca pedí a la gente lealtad o fanatismo hacia mi persona. Una cosa es que la gente te coloque como símbolo, se fanatice y otra cosa es que tú promuevas el fanatismo.

 

P. Su premisa de que a Maduro no hay que regalarle nada es útil para los partidos políticos. Siguen funcionando, se pueden financiar, pero, ¿para la gente? ¿En qué cambia la realidad de cualquier venezolano que Henrique Capriles sea parlamentario?

 

R. Hay que ponerle rostro a esta elección porque se eligen gobernadores, alcaldes, diputados. No es un referéndum. Siempre será mejor tener un demócrata en cualquier posición a no tenerlo. Yo no tengo vocación parlamentaria, pero lo que viene es un Parlamento constituyente absolutamente desafiante, donde probablemente se van a discutir muchas cosas del futuro del país, como una reforma constitucional y yo creo que tengo que estar allí siendo voz de los que no tienen voz, siendo voz del pueblo venezolano que es mayoría, que necesita que haya oposición y que necesita que se le defienda en cada espacio institucional que exista.

 

P. Hay una queja generalizada de que la dirigencia opositora dejó un poco sola a la gente que salió a protestar contra los resultados del 28 de julio. ¿Qué responsabilidad asume usted?

 

R. Yo hice todo lo que podía hacer para que ganáramos el 28 de julio, pero no tenía ningún rol en el comando de campaña de María Corina. Yo no era el protagonista del 28 de julio, ni quise que se me señalase de quitarle protagonismo a María Corina o Edmundo González. Más bien siempre estuve en la segunda, tercera o cuarta fila. No era mi responsabilidad. Hay un sector de la oposición que lleva años invirtiendo recursos para tratar de descalificarme. Debe ser que les preocupa que la racionalidad vuelva a tomar fuerza.

 

P. ¿Sigue teniendo canales abiertos con el Gobierno?

 

R. Después del 28 de julio Maduro y quienes están a su alrededor entraron en modo guerra. Después de esta elección voy a tratar de abrir canales para pensar que en el futuro pueda haber procesos de negociación.

 

P. ¿Sigue creyendo que es más fácil hablar con los hermanos Rodríguez, Jorge y Delcy, que con Diosdado Cabello?

 

R. Diosdado pareciera siempre tener una voz absolutamente radical. Y conmigo, una obsesión personal producto de su derrota en las elecciones de gobernadores de 2008. Y con los Rodríguez… Al final hay una cúpula que trabaja al unísono. El negociador de Maduro ha sido Jorge Rodríguez, pero no es porque sea más chévere, es porque la cúpula trabaja al unísono

 

P. ¿Qué le han parecido los primeros 100 días de Trump respecto a Venezuela?

 

P. Absolutamente terribles. Agarrar a la gente por su color de piel, por un tatuaje… Que por tu nacionalidad seas sospechoso y termines en una cárcel de El Salvador es terrible. Además, pensar nuevamente que aplicar una política de presión a la economía va a generar un quiebre en Venezuela y va a significar la salida de Maduro del poder es reeditar algo que ya vivimos y fracasó.

 

P. ¿Qué le parece la defensa de Maduro de los migrantes encarcelados en El Salvador cuando en Venezuela hay cientos de presos políticos?

 

R. Es bochornoso y lo único que demuestra es lo caraetabla que es Maduro. Es una burla que Maduro salga a defender migrantes venezolanos cuando es el responsable de que siete millones de venezolanos estén fuera del país.

 

P. ¿Qué le parece la ambigüedad de líderes de la oposición como Guaidó, María Corina Machado o Leopoldo López ante las políticas de Trump y Bukele?

 

R. Uno también se avergüenza de eso. Es como si el jefe fuera Trump. Sobre El Salvador, es conocido que hay algunos venezolanos que han estado involucrados en el Gobierno de Bukele. Es bochornoso.

 

P. ¿Cómo valora el papel del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela?

 

R. Me consta que ha querido asumir un perfil, mantenerse como una persona que tenga un canal de comunicación con el Gobierno. Yo no juzgo eso, yo he tenido mis diferencias con él y se las he expresado, pero, al final, todo el que quiera ayudar a que Venezuela pueda encontrar una solución, bienvenido sea. Yo le he pedido al presidente Zapatero ayuda para la liberación de presos políticos y Zapatero me ha cogido el teléfono. Ayudó a Edmundo González. No reconocerlo sería de una mezquindad a la que no me presto.

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