SANTO DOMINGO. “Mi hijo es un muchacho alegre, sereno, pero de repente comenzamos a notar un cambio en su conducta bastante extraño, era como que lo estaban persiguiendo todo el tiempo, azorao’, aislado en su habitación y cuando me le acercaba para tratar de indagar qué le sucedía yo veía como que le entraba un pánico”.
Este es el testimonio de Carla, madre de un adolescente cuyo nombre se omite para salvaguardar su integridad física, quien fue amenazado y agredido por miembros de pandillas que merodeaban la escuela donde estudiaba en Sabana Perdida en busca de reclutar jóvenes. Estos amenazan y golpean a los estudiantes que se niegan a pertenecer a su círculo.
El tema de las pandillas ha estado causando gran preocupación e intranquilidad entre padres de estudiantes, principalmente en el nivel de secundaria, pues estos se mantienen con el sobresalto de si sus hijos llegaran bien a sus hogares luego de que suene el timbre que anuncia el fin de la docencia en el centro educativo donde reciben el pan de la enseñanza.
Carla se vio en la obligación de cambiar a su vástago, de 15 años de edad de plantel escolar, pues llegó un punto en que el adolescente se negaba rotundamente a asistir a la escuela por temor a ser agredido.
“Su papá y yo fuimos a la escuela y hablamos con el director, con la orientadora, ellos nos recomendaron que fuéramos a retirar el niño todos los días a la hora de la salida, pero se nos hacía imposible porque ambos trabajamos, así que la opción más cercana que vimos fue cambiarlo de escuela”, narra la madre del adolescente quien ahora es tratado por profesionales de la conducta para ayudarlo a superar el trauma que le dejó la situación.
Y aunque este fenómeno no es nuevo, en los últimos tiempos se ha estados dando de manera abierta y desafiante sin que, al parecer, encuentre algún tipo de barrera tanto dentro como en las inmediaciones de los centros educativos.
Así lo explica la antropóloga social Tahira Vargas, quien señala que este no es un caso aislado, sino que la relación entre pandillas y escuelas es vieja y, lamentablemente los centros educativos no han trabajado esa problemática con el contexto y con la cultura juvenil.
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