Santo Domingo, RD. — En una mañana marcada por la emoción y el encuentro humano, Jessica Peng, representante de la Cámara General de Comercio de Fujian en la República Dominicana, expresó que “cada visita a un hogar de ancianos nos recuerda la importancia de detenernos, mirar con el corazón y devolver un poco de todo lo que estas personas han entregado durante su vida. Estar aquí hoy es un compromiso con la dignidad, el respeto y la gratitud”, al encabezar una jornada de entrega de alimentos en el Hogar de Ancianos San Francisco de Asís.
La actividad se desarrolló en un ambiente íntimo y cargado de significado, donde más allá de la entrega material, predominó el diálogo cercano, las sonrisas compartidas y el tiempo dedicado a escuchar historias de vida. Los representantes de la entidad recorrieron las instalaciones, conversaron con los residentes y reafirmaron la importancia de promover acciones solidarias que fortalezcan el sentido de comunidad y acompañamiento hacia los adultos mayores.
El Hogar de Ancianos San Francisco de Asís es una de las instituciones que realiza una labor silenciosa pero invaluable en el país, al brindar atención permanente a cerca de 300 envejecientes procedentes de distintas regiones, mientras enfrenta el desafío de una lista de espera que supera las 500 solicitudes, reflejo de una realidad social que demanda mayor atención, apoyo y conciencia colectiva.
Uno de los momentos más conmovedores de la jornada fue escuchar las palabras de doña Gladis María Abreu, quien, con serenidad y emoción, compartió: “Aquí aprendemos a vivir con paciencia y fe. Que personas vengan a visitarnos, a pensar en nosotros y a compartir, nos devuelve la alegría y nos hace sentir que todavía somos importantes”. Su testimonio resumió el sentir de muchos de los residentes presentes.
Por su parte, don Pedro, con una sonrisa que no ocultaba su gratitud, expresó: “Estas visitas nos levantan el ánimo. No todos los días alguien se sienta a escucharnos y a compartir con nosotros. Eso vale más que cualquier cosa”. La jornada concluyó como un recordatorio de que la verdadera solidaridad no solo alimenta el cuerpo, sino que también reconforta el alma y reafirma el valor de cada etapa de la vida.


0 Comentarios