Dominique Pelicot, el hombre de 71 años que se sienta en el banquillo en Aviñón (Francia) por haber drogado a su mujer durante años para que la violaran otros hombres en estado de inconsciencia es un egocéntrico narcisista que tenía un deseo irrefrenable de cumplir sus fantasías sexuales.
Este es el análisis presentado este lunes en el juicio por la experta a la que la Justicia encargó el análisis psicológico de Pelicot, Annabelle Montagne, que insistió en que no presentaba problemas mentales ni tenía patologías mentales que le impidieran discernir lo bueno de lo malo. Un elemento fundamental a la hora de poderlo considerar penalmente responsable.
Montagne indicó ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse que no se le detectaron adicciones, más que posiblemente al sexo, que se traducía en un uso muy frecuente de contenidos pornográficos, y que tenía una tendencia al voyeurismo.
En cuanto a su mujer, Gisèle (que logró el divorcio recientemente), la concebía como un objeto para cumplir sus necesidades y sus deseos, más que a una persona a la que tenía que respetar, explicó la psicóloga.
Dominique Pélicot se presentaba como un padre de familia (tiene tres hijos de Gisèle y seis nietos) respetado y apreciado, con un funcionamiento psicoafectivo correcto y con unas relaciones personales estables tanto en su vida privada como profesional.
0 Comentarios