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Bellas Artes: 85 años en el corazón de la cultura dominicana



 

Santo Domingo. – La Dirección General de Bellas Artes atraviesa uno de los momentos más significativos de su historia. Convertida en pieza clave de la vida cultural del país, ha formado generaciones de artistas, impulsado nuevos lenguajes estéticos y ampliado el acceso a la enseñanza y producción artística, con la firme convicción de que el arte es un derecho, una expresión de identidad y un camino legítimo para construir una mejor sociedad. 


Fundada el 19 de julio de 1940, arriba a su 85 aniversario como una institución más viva y expansiva que nunca, con una dinámica de transformación que la proyecta con fuerza hacia el futuro.


Impulsada por un modelo de gestión centrado en la inclusión, la excelencia y la transparencia, la DGBA se ha posicionado como un eje estratégico del sistema cultural del Estado dominicano. Bajo la consigna “Bellas Artes para todos”, la institución vive un proceso de modernización administrativa y renovación infraestructural sin precedentes, mientras amplía su alcance territorial y fortalece su labor académica y artística.


Durante los últimos años, bajo la dirección general de la maestra Marinella Sallent, la DGBA ha sido reconocida por su compromiso con la transparencia institucional y el acceso público a la información, logros avalados por la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental y por la obtención de la Carta Compromiso del Ministerio de Administración Pública, que certifica la calidad en la prestación de sus servicios.


“La Dirección General de Bellas Artes, que en este año celebra su 85 aniversario, es de mucha importancia para la República Dominicana y tenemos que sentirnos orgullosos y honrados, porque no todos los países latinoamericanos tienen algo similar, un sistema cultural de orden público, donde no solo existe la enseñanza a través de las escuelas, sino también la parte de difusión artística”, expresa Sallent.


Pero detrás de los reconocimientos hay una agenda activa, una gestión alineada a las políticas culturales del presidente Luis Abinader y del ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, que ha comprendido que el arte, si quiere tener impacto, debe insertarse en la vida de las comunidades y ser vehículo de formación, inclusión y encuentro.


Así lo demuestran las cifras de producción cultural. Solo en 2024, la DGBA organizó 68 actividades de difusión con más de 70,000 asistentes y 144 funciones artísticas. Pero este 2025, las compañías nacionales han vivido un dinamismo sin precedentes: el Coro Nacional, el Ballet Nacional Dominicano, el Ballet Folklórico, la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional, la Compañía Lírica Nacional, la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, el Teatro Rodante y la Compañía Nacional de Teatro han aumentado su frecuencia de presentaciones, han renovado repertorios y han salido a conquistar nuevos públicos.


La reapertura de la Sala Máximo Avilés Blonda, completamente renovada, y la vitalidad del Conservatorio Nacional de Música y de la Galería Nacional de Bellas Artes, que este año inauguró la muestra “Arte en Bellas Artes” con obras de artistas emblemáticos y universales, dan cuenta de un ecosistema artístico en plena expansión.


Nuevas escuelas

Pero el impulso no se limita al Distrito Nacional con las renovadas Escuelas Nacional de Artes Visuales, Escuela Nacional de Arte Dramático, Escuela Nacional de Danza, Escuela Elemental de Música Elila Mena y el Conservatorio Nacional de Música, que son el modelo a seguir de los demás centros que funcionan en las provincias y distritos municipales.

Una de las mayores transformaciones de la DGBA en su etapa reciente es su proyección nacional. Nuevas escuelas de arte han sido inauguradas en Las Terrenas y en Santo Domingo Este, mientras en provincias como Santiago, La Vega, Moca, Bonao, San Francisco, Cotuí, Puerto Plata, Salcedo, San Juan de la Maguana, Azua, San José de Ocoa, San Cristóbal, Higüey y La Romana las escuelas multidisciplinarias, al igual que las 22 academias de música que están distribuidas por todo el país, mantienen su dinamismo, acercando el arte a públicos que tradicionalmente han estado al margen de estas expresiones.

La visión del Ministerio de Cultura, encabezado por Roberto Ángel Salcedo, ha sido clara en este sentido: descentralizar la cultura, romper el centralismo histórico y convertir el acceso artístico en una política de Estado.

“Llenar el país de escuelas de arte es un objetivo fundamental para el gobierno del presidente Luis Abinader”, expresó recientemente el ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, en un recorrido por las provincias Hermanas Mirabal, Monseñor Nouel y San Cristóbal.


Nuestra historia

Esta fase de expansión encuentra sustento en una sólida historia institucional. La Dirección General de Bellas Artes (DGBA) fue creada el 19 de julio de 1940, mediante la Ley 311-40, como una dependencia de la Secretaría de Estado de Educación (hoy Ministerio de Educación). El 28 de junio del año 2000, con la promulgación de la Ley 41-00, que creó la Secretaría de Estado de Cultura (hoy Ministerio de Cultura), la DGBA pasó a formar parte de esta nueva entidad estatal.

 

La Dirección General de Bellas Artes fue concebida por el doctor Rafael Díaz Niese, un intelectual polifacético que combinó sus estudios de medicina, psiquiatría y filosofía en Europa con una sensibilidad artística extraordinaria.


En opinión de Danilo de los Santos, escritor y crítico de arte, Díaz Niese emprendió en la República Dominicana “una auténtica gestión cultural, orientada sobre todo hacia las artes, a las que imprimió un poderoso sentido de modernidad, conforme a las corrientes de las vanguardias artísticas que conocía como hombre actualizado y amante de la cultura francesa”.


Durante la gestión de Díaz Niese en la DGBA (1940-1950) se inició la estructuración del sistema oficial de instituciones artísticas de enseñanza y difusión, con la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional (1941), el Conservatorio Nacional de Música y Declamación (1942), la Escuela Nacional de Bellas Artes (1942), la Galería Nacional de Bellas Artes (1943), el Teatro Escuela de Arte Nacional (1946) y la Escuela Elemental de Música (1947).


Para la conformación de estas entidades, Díaz Niese, además de apoyarse en importantes artistas dominicanos, contó con el talento y la experiencia de los artistas que vinieron al país como parte del exilio republicano español entre 1939 y 1940, quienes fungieron como profesores, organizadores y, en muchos de los casos, como directores de esas instituciones.


Las iniciativas no se limitaron a la capital de la República. También se fundaron escuelas elementales de música en diversas localidades del país, como Enriquillo, Neiba, La Descubierta, Jimaní, El Cercado, Hondo Valle, Elías Piña, Bánica, Dajabón, Restauración y Loma de Cabrera.


Asimismo, se diseñaron y ejecutaron programas de difusión cultural por toda la geografía nacional a través de las Exposiciones Ambulantes de Pintura, la primera de las cuales recorrió el Cibao, del 25 de agosto al 9 de septiembre de 1944, y la segunda circuló por el Sur y el Noreste del país, del 2 al 20 de mayo de 1945


A Díaz Niese se debe también el inicio del programa de Bienales de Artes Plásticas (1942), actividad competitiva que ha contribuido al fortalecimiento, diversidad y actualización permanente de las artes visuales dominicanas, y que aún se celebra en la actualidad.


Respaldó, además, la creación de la Galería Nacional de Bellas Artes (1943) y favoreció la conformación de la colección de arte moderno, cuyos fondos aumentaron considerablemente con las adquisiciones de nuevos y consagrados artistas y los premios de las bienales de artes plásticas.

 

El 15 de mayo de 1956 se inauguró el Palacio de Bellas Artes para acoger la Dirección General de Bellas Artes, sus compañías, escuelas y la Galería Nacional; además, se habilitó una sala de espectáculos, lo que convirtió el edificio en el centro cultural más grande del país.


Con el tiempo, el Palacio de Bellas Artes se transformó en un lugar privilegiado para la enseñanza y la práctica artística de la música, el teatro, la danza y las artes visuales, verdadero foco generador y difusor de propuestas que muchas veces obedecieron a los cánones establecidos y otras resultaron ser corrientes innovadoras en las artes dominicanas.


La creación de la Compañía Lírica Dominicana (1980), el Ballet Clásico Nacional (1981) y el Ballet Folklórico Nacional (1981), los que junto a la formación de la Escuela Nacional de Danza (1990) y la Orquesta Sinfónica Juvenil e Infantil (1997), constituyen hitos significativos de la política cultural estatal de final del siglo XX desde los tiempos de Díaz Niese.


Hoy, cuando cruza el umbral de sus 85 años, la Dirección General de Bellas Artes trabaja en hacer del arte una herramienta para la libertad, para la belleza y para la ciudadanía. “Que nadie quede fuera. Que la danza, la música, el teatro, las artes visuales y la palabra recorran cada rincón del país. Que el arte sea un bien común. Eso es Bellas Artes. Eso es República Dominicana”, puntualizó la directora Marinella Sallent.

 

Declaraciones de personalidades en el 85 aniversario de la DGBA

 

• Roberto Ángel Salcedo, ministro de Cultura:

Llegar a 85 años es la evolución de un modelo que se ha transformado y que ha generado un gran impacto en materia cultural en todo el país. Donde existe la presencia de una escuela de Bellas Artes, se traduce en mayor formación, mayor rigor artístico y cultural, y yo creo que eso ha redundado en mucho éxito en distintas ramas como la música, artes visuales, artes escénicas y danza.


Tenemos grandes exponentes que han salido de las escuelas de Bellas Artes, por consiguiente, hoy me sumo a esta celebración.

A lo largo de su historia, la Dirección General de Bellas Artes ha jugado un rol muy importante; miles de jóvenes en distintos puntos del país han logrado un nivel de conexión importante con las distintas ramas del arte a través de la formación, no solamente convirtiéndose en grandes artistas, sino fortaleciendo valores tan importantes como la disciplina y la persistencia, valores que se adquieren a través de la formación y el rigor que aplica Bellas Artes en cada una de sus clases y procedimientos.

Por tanto, creo que vivimos una época importante e interesante, y al volver la vista hacia atrás, nos damos cuenta de que este esfuerzo por más de ocho décadas ha valido la pena en beneficio de la cultura del pueblo dominicano.

Bellas Artes está llamada a ampliar ese radio de acción que tiene una escuela en la actualidad, y donde no tenemos escuelas, dotarlas.

Dentro de los ejes que estamos trabajando, con nuestro Plan Estratégico de Desarrollo, está el pilar de la formación artística. Bellas Artes es un brazo operativo fundamental del Ministerio de Cultura.

Lo que nosotros podemos hacer en materia de la formación es mucho, eso consolida también que, de una generación a otra, puedan recibir la base cultural y artística que se ha construido.

Recientemente, hemos logrado la colocación de la Escuela de Música de Bellas Artes en Santo Domingo Este. También, la creación de talleres literarios; la promoción de la edición de libros locales; el fortalecimiento del taller literario Juan Sánchez Lamouth y el apoyo a concursos municipales de cuento y poesía.

Estamos iniciando con talleres de verano y vamos a formalizar las clases a partir del nuevo año escolar, en agosto. Este mes (julio) inauguramos la nueva Escuela de Bellas Artes del municipio de Las Terrenas, provincia Samaná, especializada en danza y banda musical.

Esto forma parte de un ejercicio democratizador y descentralizador de la actividad cultural que estimula y promueve el Ministerio de Cultura de la mano de la Dirección General de Bellas Artes.

Esta iniciativa busca promover el talento local y facilitar el acceso a actividades artísticas y formativas para toda la comunidad, así como crear nuevas oportunidades para el surgimiento de espacios culturales.

Contar con ese instrumento en beneficio de la cultura, como lo es Bellas Artes, es de gran honor y complacencia para este Ministerio de Cultura.

Mi llamado a la sociedad es que se acerque a la Dirección General de Bellas Artes.

 

• Marianela Sallent Abreu, directora general de Bellas Artes:

La Dirección General de Bellas Artes, que en este año celebra su 85 aniversario, es de mucha importancia para la República Dominicana y tenemos que sentirnos orgullosos y honrados, porque no todos los países latinoamericanos tienen algo similar, un sistema cultural de orden público, donde no solo existe la enseñanza a través de las escuelas, sino también la parte de difusión artística.


Es decir, aparte de toda la formación artística especializada, tenemos la parte de difusión, tenemos las compañías, el Coro Nacional, el Ballet Nacional Dominicano, el Ballet Folklórico, la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional, la Compañía Lírica Nacional, la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, el Teatro Rodante, la Compañía Nacional de Teatro; es decir, el alcance de Bellas Artes es inmenso.

Yo le exhorto a la sociedad dominicana que apoye este sistema, que mande a sus hijos. Estamos abriendo audiciones, estamos creando escuelas en diferentes comunidades del interior, porque, aunque su hijo no llegue a ser músico, actor, bailarín o pintor, ese contacto con el arte le va a hacer diferente.

A través del Ministerio de Cultura, tenemos un programa que se llama “Teatro Orquestal Dominicano”, que acoge, sin ninguna distinción, a personas que tienen algún tipo de discapacidad especial. Ellos cantan, bailan, es una agrupación que se presentará ahora, precisamente, con el apoyo del cantautor Juan Luis Guerra.

Esta agrupación la dirige el maestro Pablo Clark, quien está haciendo un trabajo magnífico.

 

• Haffe Serulle, escritor y dramaturgo:

Mi primer contacto con Bellas Artes se inició en 1973 a través del maestro Rafael Gil Castro, quien dirigía la Compañía Nacional de Teatro y, desde ese entonces, tuve un vínculo muy estrecho con la Dirección General de Bellas Artes (DGBA).

Pero en 1990, cuando ingresé oficialmente como parte de la institución al ser nombrado profesor de la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD), de la cual, con el correr de los años, sería dos veces director, es decir, fui primero profesor, luego fui director y hoy sigo siendo profesor de la ENAD, a través de la cual he tenido contacto bastante estrecho con esta institución.

A través de los años muchos estudiantes de las diferentes escuelas de Bellas Artes han egresado y se han destacado.

La mayoría de los artistas que tenemos en el país, con formación académica, han salido de las escuelas de Bellas Artes, porque esa es la función de las escuelas, y de la DGBA, formar los artistas del presente y del futuro de la nación dominicana. Por eso la DGBA es tan importante, es quizás una de las instituciones más importantes del país, del Estado dominicano.

Me siento parte muy estrecha de esta institución y espero servirle hasta el último día de mi vida. En términos teatrales, aquí no hay un rincón que yo no haya usado para presentar obras.

He usado todos los espacios de Bellas Artes para hacer obra, incluyendo la Galería Nacional, la explanada y el foso.

Decirle a la juventud dominicana que cuenta con las escuelas de arte a nivel profesional donde pueden formarse en las áreas de danza, artes plásticas, música y teatro de manera gratuita, porque es un servicio que presta Bellas Artes como institución estatal, haciendo uso de que la educación es gratuita, como lo contempla la Constitución dominicana. De manera que acérquense a la DGBA y podrán desarrollarse como artistas, y la patria estará agradecida de ustedes.

 

• Ángel Salvador Pérez Martínez (El Pera), “Gloria Nacional del Teatro”, fundador del Teatro Rodante Dominicano:

Bellas Artes para mí es el extracto superior de los estudios artísticos. Antes de la Dirección General de Bellas Artes, lo que existía en el país era el Conservatorio Nacional de Música y Declamación.

Luego llegaron maestros de teatro. Bellas Artes es la madre constitucional de las artes de la República Dominicana. ¿Cómo nace el teatro rodante? Me di cuenta de que el barrio nunca había ido a un teatro.

Originalmente, los actores trabajaban en la Escuela Normal de Señoritas y cuando iban creciendo en experiencia, los pasaban al Teatro Olympia.

El teatro se hacía cuando venía una compañía extranjera en el Teatro Capitolio, ubicado en la avenida Independencia, generalmente españoles, o en el Cine-Teatro Olimpia, ubicado en la calle Palo Hincado; era propiedad de la familia Gómez. Pero noté que las compañías de teatro no querían ir a los pueblos; tendrían sus razones.

Cuando se creó la Dirección General de Bellas Artes, en julio de 1940, me propuse que el teatro tenía que ir a los pueblos de escasos recursos económicos. De ahí que, desde 1959, caminé todo el país con lo que llamé el Teatro Rodante, que todavía existe, aunque varias veces han tratado de destruirlo. Recuerdo que cuando hice las primeras obras del Teatro Rodante en Pedernales, fui acosado. Me dijeron que no podía hacerlo.

“Le pregunté: ¿Y ese edificio que está ahí? Me dijo que estaba cerrado. Era el antiguo Palacio del Partido Dominicano. Y le pedí que le diga al Gobernador que lo abriera porque ahí era que quería presentar la obra.

La función se pudo presentar y al final me presentaron al Gobernador, y me pidió que me quedara porque afuera había más público que adentro. Me dijo: “Todo el pueblo ha venido aquí, usted tendrá que dar más funciones”.

Terminamos dando una a las 7:00 de la noche y otra a las 10:00. Insistió en que nos quedemos hasta el día siguiente y recuerdo que un buen amigo, el senador Pablo Rafael Casimiro Castro, me pidió que le avisara cuando fuera a regresar a Pedernales para organizar un mitin político, debido a que todo el pueblo fue al teatro dejando de lado las actividades políticas.

Para mí eso fue tremendo, pero después me acusaron de comunista porque el autor de la obra “Pedro y el lobo” era el soviético Sergei Prokofiev. Después llevé el teatro a Jimaní porque insistía en que tenía que llevar el teatro a la frontera. Invité a unos niños porque lo que sí había en los pueblos eran academias de música. Es por eso que habían escuchado música, pero no habían visto teatro. Es así como a cada pueblo le llegó el teatro rodante y había que explicarle a la gente que eran personajes y actores, y fuimos implantando en todo el país el teatro con el Teatro Rodante.

De ahí que el Teatro Rodante fue declarado por la prensa como una “Necesidad nacional”. Es que no solo llevamos la obra, sino que les damos talleres a los jóvenes interesados y de ahí, en cada pueblo, dejábamos una escuelita de teatro.

A medida que el Teatro Rodante fue visitando las aldeas, el teatro oficial, de los profesionales, terminó yendo a las provincias, porque es que nosotros íbamos a pueblos pequeños. Decía que no había razón para que haya tantas escuelas de música y que no hubiera de teatro.

Yo recuerdo que en las escuelas se hacían veladas por las fechas especiales con una obra de teatro; de ahí, por primera vez, yo vi en la Escuela República de Argentina, ubicada en la calle Las Mercedes, a Miguel de Cervantes, “La Guarda Cuidadosa”, me la aprendí de memoria. Y yo decía cómo era posible que un profesor de geografía esté presentando una obra de teatro clásica.

Al crear Bellas Artes, se convirtió en la madre constitucional de las artes en la República.

 

• Elsa Núñez, pintora, ilustradora y maestra de artes visuales:

Desde muy pequeña vivía pintando en las paredes de mi casa y en el colegio me pasaba el tiempo dibujando.

Cuando cumplí 12 años, mi padre me llevó al Palacio de Bellas Artes para inscribirme en clases de pintura, pero a esa edad no me admitían porque la edad reglamentaria era 14. Y el director de la Escuela Nacional de Artes Visuales (ENAV) en ese entonces, Gilberto Hernández Ortega, me puso a dibujar una cabeza del rey David, con muchos rizos. Lo hice a la perfección y me dio la oportunidad.





A partir de ahí me quedé como alumna. En ese momento había grandes maestros de la pintura como el mismo Gilberto, Jaime Colson, José Gausachs, Antonio Prats Ventós, entre otros. Entre mis compañeros de clase estaban Iván Tobar, José Rincón Mora y Leopoldo Pérez (Lepe).

Si Bellas Artes no me hubiese dado la oportunidad, quizás habría seguido pintando, pero sin la orientación y el título que logré para poder ser maestra. Fui profesora en la misma escuela donde estudié y, aparte de eso, di clases en la Universidad Apec y di varios talleres infantiles. Estudiar en Bellas Artes fue una experiencia muy importante para mi carrera.

Bellas Artes es un centro fundamental para crear e incentivar a los artistas para que sigan su carrera y puedan ser grandes dentro de sus disciplinas. Las escuelas de Bellas Artes son fundamentales para recibir orientación; es el centro ideal para que un artista se dé cuenta de que tiene las aptitudes y hay que ser constante.

La mejor idea que tuvieron mis padres fue inscribirme en Bellas Artes, porque la verdad es que en todos los países que he visitado, digo que estudié en Bellas Artes porque para mí es un honor haber sido alumna de esa prestigiosa institución.

Las escuelas de Bellas Artes son fundamentales para que un artista se dé cuenta de que sí da para ser artista; el que tiene talento perdura y el que no, pues se retira.

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