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Alerta pública, a quién le sirva el sombrero que se lo ponga.


Por Rafael Fernández 


Tenia una posición muy privilegiada en la sociedad según él se creía, en la sociedad dominicana, y aspiraba lograr hacerse rico con sus ideas y sus oscuras pretensiones barriales. 


Él era ambicioso por naturaleza y holgazan por antonomasia. 


Siempre vivía cabizbajo estudiando la gran necesidad de actuar para lograr su propósito, que era la de hacerse rico y tener todas las facilidades que tienen los ricos de este país y vivir holgadamente. 


Amaba sobre manera, la buena vestimenta, la buena comida, los buenos zapatos, los buenos vinos y los vehículos lujosos del año, para presentarse a los lugares como un gran magnate del dinero. 


Siempre pensó que la vida de un gánster era una vida fácil o una vida de rosas, pero, el no sabia que para ser gánster tenía que estar constantemente involucrado con ladrones, atracadores, timadores, salteadores, estupradores y delincuentes aburridos por tener la misma visión obtusa de ese tipo de crápula social.


Tuvo la necesidad de aprender cuáles eran los mecanismos para hacerse rico sin tener que coger lucha. 


Y se agregó y se alió a unos individuos que le pegaban a la drogas, a los vapez, al tabaco mascado y a la Hucka para vivir todo el día huckeado y a la vida loca.


Una vez se fueron de parranda, unos cuantos con el único propósito de hacer un atraco y buscar conseguir unos pesos para luego comprobar.


Si era bueno, y así saber que tal de la adrenalina qué recibe y qué se sentía al atracar a un ser humano pisandole la cabeza a un individuo que se gana su dinero de forma sana y con el trabajo tesonero para el sustento de sus hijos.


Lástima, no tienen los delincuentes para atropellar y acabar con la vida de quienes en un atraco conocen a su verdugo, les dan para abajo cruelmenre,  RF...

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